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viernes, 30 de junio de 2017

Arquitectura natural


A veces la naturaleza nos descubre sus secretos. La erosión por fricción de arena y golpes de oleaje y cantos rodados, ha dejado al descubierto el interior de un molusco gasterópodo y se aprecia la columna central perfectamente helicoidal que recibe el nombre de columnella o columnilla.

A partir de una protoconcha, que muchos conservan en estado adulto, este animal fue desarrollando su concha en espiral, creciendo y creciendo hasta su tamaño adulto.
Foto: V. Aparici

Cada especie gira hacia un determinado lado. La mayoría abren su apertura hacia la derecha (dextrógiras) y una minoría hacia la izquierda (levógiras). La cosa se complica cuando dentro de una especie aparecen ejemplares que lo hacen al contrario que el resto y que constituyen verdaderas rarezas.

Para los aficionados a las matemáticas, el diseño espiral de la concha de un molusco cumple la sección áurea. El mejor ejemplo la concha del molusco cefalópodo Nautilus pomplilius.


Imagen: Roberta Conti

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