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jueves, 30 de marzo de 2017

Camuflaje

Foto: V. Aparici. Colección de P. Barranco
Aquí tenéis una maestra del camuflaje, la Xenophora crispa.

La particularidad de este molusco gasterópodo es que incorpora a su concha todo lo que encuentra alrededor (piedras, otras conchas, trozos de coral). Aparte de tener una función mimética, estos añadidos fortalecen su endeble concha. Raro es que no incorporen basura, pero tiempo al tiempo.

Este ejemplar de la colección de P. Barranco no tiene muy exagerado el camuflaje pero si buscáis imágenes en la web os sorprenderéis.

Para muestra os dejo una en posición ventral donde también podemos ver su opérculo corneo.

Foto: James St. John

viernes, 24 de marzo de 2017

Columbella rustica

Foto: V. Aparici. Colección de P. Barranco
Otra vieja amiga que me ha aparecido en la colección de Pablo Barranco es la Columbella rustica.

En un principio se asemeja al Conus mediterraneus, pero cuando las comparamos vemos que son bien distintas en forma y en la apertura o boca (que en la Columbella es dentada y sinuosa y en la otra especie es recta y lisa).

La variación en los dibujos de la concha es grandísima y a diferencia del Conus, esta se alimenta de algas y detritus que tapizan las rocas, donde van paciendo con ayuda de una lengua dentada especial que se denomina rádula.

Prefiere las aguas poco profundas, el oleaje y los fondos rocosos. Es una especie muy común en playas con fondos rocosos próximos.

jueves, 16 de marzo de 2017

Los ojos de Santa Lucía

Foto: V. Aparici. Colección de P. Barranco
Estamos ante un nuevo molusco gasterópodo que cuando lo recogió Pablo Barranco tenía el nombre artístico de Astraea rugosa. Como ya estamos habituados, los científicos lo han rebautizado como Bolma rugosa.

Si la concha ya es bastante grande y llamativa, su opérculo lo supera. Este no es córneo, como en el Cerithium vulgatum, sino calcáreo como su concha y crece en espiral a la vez que lo hace la concha, como se aprecia en su cara interna.

La otra cara del opérculo es otro cantar. Se asemeja a un ojo y recibe el nombre de «ojos de Santa Lucía». Se han encontrado ánforas romanas repletas de ellos, cosa que hace sospechar que, antaño, ya eran apreciados en joyería como abalorios, como sigue ocurriendo en la actualidad

La religión católica, que todo lo absorbe y lo mimetiza para que parezca suyo, los santificó y desde entonces se han usado como amuleto del remedio al mal de ojo, ¡cómo no!

Si os encontráis solo el opérculo, sed conocedores de que también es símbolo de amor y felicidad. Avisados estáis.
  

lunes, 13 de marzo de 2017

Lluvia en la arena

Foto: V. Aparici

En la arena todo deja huella, incluso la lluvia, como podéis ver aquí.

Sobran las palabras, pero no las aclaraciones:

Avispados lectores, el euro no lo he encontrado, es la escala que improvisé al buscar en mi zurrón y descubrir que me había dejado mi práctica regla metálica en casa.
 

domingo, 12 de marzo de 2017

Cono


Hoy he comenzado un trabajo aplazado tanto tiempo que hasta me avergüenzo de contarlo.

Estoy revisando la magnífica colección de moluscos de mi amigo Pablo Barranco. Quizás esa condición de amigo haya sido el motivo de mi desidia, junto al querer hacer algo más que una revisión de su concienzuda colección y que ese algo más no va a poder ser.

Al revisar su hallazgos, me he encontrado con viejos conocidos y también con un material jugoso para este blog.

Foto: V. Aparici. Colección de P. Barranco

El primer conocido es el único representante de su género en el Mediterráneo por lo que es inconfundible. Su nombre es Conus mediterraneus.

A pesar de su tamaño es un cazador carnívoro que habita todo tipo de fondos marinos.

Muchos de sus parientes que habitan otros mares tropicales tienen arpones venenosos; son más grandes y con colores más llamativos. Seguro que los habéis visto en los infames paquetes con conchas marinas que se usan en decoración. Cada vez que adquirimos uno de estos, colaboramos con el expolio y tráfico de estos animales.

Por suerte para nuestro cono, al ser el hobbit de los conos, se libra de entrar en ese mercado. Pura selección natural.